<p>Después de unos días convulsos e intensos en los que la política, la sociedad y el fútbol españoles se han unido para condenar su comportamiento durante la final del Mundial femenino, en especial el escándalo del beso sin consentimiento a Jennifer Hermoso en la ceremonia de entrega de medallas, <b>Luis Rubiales ha decidido presentar su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol </b>y hacer caso así a las exigencias y advertencias, entre otros, del Gobierno, los clubes profesionales y otras asociaciones. </p><p>Así lo han adelantado múltiples medios de comunicación en la tarde de este jueves, encabezados por la Cadena SER y por COPE, después de <b>una jornada en la que Rubiales ha ido perdiendo los pocos apoyos que le quedaban</b>. De este modo, tras reunirse con su gabinete de asesoría jurídica y <b>con su entorno más cercano</b>, el todavía máximo dirigente de la RFEF ha tomado una decisión que, si bien ha intentado hasta ahora evitar a toda costa, se intuía inevitable desde el principio.</p><p>El pasado domingo, España se proclamó campeona del mundo de fútbol femenino por primera vez en su historia, y el presidente de la RFEF perdió los papeles. <b>Además de comportarse de forma impúdica y soez en el palco de autoridades</b>, <b>besó sin su consentimiento a Hermoso tras el encuentro</b> y protagonizó otras tantas escenas inapropiadas con las futbolistas internacionales.</p><p><b>Lejos de arrepentirse o de ser consciente de su conducta</b>, el máximo dirigente de la Federación <b>intentó restar importancia a lo sucedido</b>. Llegó a insultar a las primeras voces críticas que se alzaron contra su comportamiento, y distribuyó a los medios unas <b>declaraciones ficticias</b> que ponían en boca de Jennifer Hermoso palabras para restar importancia a los hechos.</p><p>De forma complementaria, y después de contar con el rechazo de la propia Hermoso y de Ivana Andrés, capitana del combinado nacional, para acompañarle en el clip, <b>Rubiales subió un vídeo de disculpa por el beso </b>que, lejos de ser convincente, terminó de encender la mecha de la controversia. <b>Estaba pidiendo perdón de forma obligada</b>, empleando excusas pobres para reforzar su inocencia.</p><p>Una serie de decisiones, a cada cuál más desafortunada, que <b>en cuestión de dos días han dinamitado su puesto como presidente de la RFEF</b>. El propio Rubiales<b> se sentía fuerte y estaba convencido de poder mantener su silla</b> al frente del fútbol español, pero una avalancha imparable de críticas, denuncias y rechazo ha terminado por sepultarle y precipitar el fin de su etapa al frente de la Federación, iniciada en 2018.</p><p>Primero fueron <b>las denuncias de Estrada Fernández, Sumar o la Liga F</b>; después <b>las advertencias del Gobierno con Pedro Sánchez a la cabeza y del CSD</b>; y por último <b>la entrada en escena de la FIFA</b> y su expediente sancionador. Ni siquiera la reunión extraordinaria de la Asamblea convocada para el viernes logró apaciguar las aguas, más bien todo lo contrario, con <b>el abandono de las Federaciones territoriales</b> a su presidente <b>y de los clubes</b> <b>profesionales </b>miembros de la Asamblea General de la RFEF. </p><p>Y así, después de unas horas frenéticas en las que se han sucedido las declaraciones de reprobación a su conducta, <b>Luis Rubiales ha decidido claudicar </b>y dejar su puesto haciendo caso a las múltiples voces que se lo exigían, antes de que las consecuencias de resistirse a dimitir (una inhabilitación dura con expulsión de todos los estamentos) fuesen irreversibles. Pero eso sí, <b>siempre en contra de su voluntad, convencido como ya dijo en sus disculpas de que no había hecho nada malo</b>.</p> 