Somos el resultado de lo que pensamos y las palabras que utilizamos, tanto al hablar como al elaborar nuestro discurso interno, son fundamentales porque nuestro inconsciente no entiende de bromas ni de sarcasmos. Si realmente creemos en esta afirmación hay muchas expresiones y términos que vamos a tener que erradicar de nuestro vocabulario.
Una de esas palabras, que a priori parece positiva, motivadora y que invita a la acción es INTENTAR. Pero tras esa fachada bonita se esconde una de las mayores trampas de nuestro lenguaje. Porque tras el verbo intentar se encuentra la mayor de las excusas, “lo intenté, pero no fue posible” Nos sirve para justificar que al final no lo hicimos, no lo conseguimos, no lo buscamos…
Así que, basta ya de intentar y vamos a actuar, a hacer lo que realmente queremos. No intentes llamar a tu madre, llámala. No intentes salir pronto del trabajo para llegar a casa y jugar con los niños, hazlo. No intentes hablar con tu jefe para pedirle lo que te mereces y quieres, entra en su despacho y díselo
Durante mucho tiempo, yo diría demasiado, me he excusado tras ese intento y no conseguía lo que quería. Pero desde que he cambiado el verbo intentar por el de hacer he empezado a cosechar los frutos. Ahora si quiero tengo tiempo para meditar, porque medito, no lo intento. Y si quiero comer sano, lo hago, porque no lo intento.
La vida te permite casi siempre elegir y de ti depende seguir intentando vivir la vida que te gustaría o vivir la vida que quieres. Tú decides!